Entre els anomenats «Papers de Salamanca1», és a dir, la documentació espoliada pel franquisme amb fins repressius, es troba un discurs mecanografiat2 de Joan Puig i Elias3 , el qual fou el màxim responsable de la singular experiència que significà el Consell de l’Escola Nova Unificada (CENU).
Educació i Història: Revista d’Història de l’Educació. Núm. 12 (juliol-desembre, 2008), pàg. 143-172
Camaradas:
Venimos a decir lo que hemos hecho, venimos a hablar no de bellas utopías, que aunque han anidado siempre en nuestra alma, encontramos placer solamente cuando sabemos que estas bellas utopías hemos logrado plasmarlas en realidades. En las realidades es donde se juzga la bondad de cada ideología; no es con elucubraciones como se prueba la superioridad de un credo o de una ideología. Llega el momento del 19 de Julio, y ha cambiado completamente, no solo el panorama político sino la situación social. Unos compañeros, muy pocos por desgracia, profesores de distintas tendencias antifascistas, nos habíamos encontrado en las barricadas y después en el asalto a los cuarteles, y nos prometimos que aquella amistad, que aquel compañerismo que había nacido en la lucha contra el enemigo común, en un común amor a un ideal, aunque anteriormente estábamos separados por cuestiones técnicas, no podía romperse ni siquiera el día que logramos abatir para siempre el fascismo.

Joan Puig i Elías al seu despatx del Comitè de l’Escola Nova Unificada (CENU)

Edició dels discursos i conferències de Joan Puig i Elías (1936)
Si la Revolución francesa permitió proclamar los derechos del Hombre, nosotros sabíamos que de este 19 de julio debía nacer una hija ubérrima, una Escuela Nueva que proclamara para siempre los derechos del Niño, la emancipación de la infancia, que colocaran absolutamente a todos los niños en igualdad de condiciones, para que una eclosión de todas sus posibilidades les llevara a cada uno adelante en el camino de la vida.
El peso de los primeros momentos, el peligro de aquellos momentos hizo acaso que fuera el camino más llano para que nos pudiéramos entender. Aquello fue lo que pudiéramos llamar la labor preparatoria entre compañeros que militaban en Partidos políticos y nosotros que no habíamos creído nunca en la eficacia de las luchas políticas. Y es en el fragor de la lucha misma, el día 18 de Julio, cuando aparece un Decreto de la Generalidad, dando vida al Consejo de la Escuela Nueva Unificada. Este Consejo, a pesar de ser en Cataluña sobre todo un movimiento mayoritario el de la C.N.T., entendimos que no debíamos establecer en el Consejo semejante situación de privilegio que nos daba una organización confederal, con raigambre y con historia. Teníamos confianza en la bondad de nuestras ideas, la confianza absoluta en la superioridad de nuestros ideales, hacía que no temiéramos estar en situación de inferioridad con relación a la cantidad de nuestra masa. Fueron designados cuatro representantes de la U.G.T. y cuatro de la C.N.T. por los sindicatos de la Enseñanza, escogidos no con carácter político sino precisamente por los mismos Sindicatos de la U.G.T. y por los de la C.N.T.
Para guardar una situación de equilibrio, y además de respeto para el sector antifascista que colaboraba con el Gobierno de la Generalidad —me refiero a la Izquierda Catalana—, se le invitó a que designara cuatro representantes también, pero no con carácter político, a que escogiera entre los afiliados a los Sindicatos de la Enseñanza de la C.N.T. o de la Federación de trabajadores de la Enseñanza de la U.G.T., aquellas personas que desde el punto de vista técnico, des del punto de vista pedagógico, le inspiraran más confianza.
De acuerdo con nuestra ideología, hemos andado los primeros pasos. Nos ha repugnado siempre ver a nuestro lado a un vencido, aun cuando fuera enemigo. Los anarquistas luchan, y matan cuando no hay más remedio que matar. Los anarquistas no encuentran nunca placer en matar, ni siquiera en matar una liebre. Los anarquistas no encuentran placer ni cuando matan al adversario.
No he creído nunca en la virtud de las claudicaciones, no he creído nunca que fueran necesarias las claudicaciones ni siquiera en la colaboración del movimiento que vivimos. He entendido siempre que toda colaboración ha de ser a base de lo que tengamos de común. Si logramos ponernos de acuerdo sobre una línea general que fuese la línea madre de la Escuela que nosotros queríamos forjar, y en estos postulados encontraba cada sector representado en el Consejo de la Escuela Nueva Unificada la expresión de sus sentimientos y de su anhelo, la satisfacción nuestra sería completa y la obra sería duradera. ¿Qué hacer para lograr ponernos de acuerdo entre sectores que discrepábamos en algún punto en las primeras realizaciones fundamentales? Yo me esforcé diciendo que cuando un hombre siente honradamente un ideal, admite que los hombres que militan en otro ideal u organización también honradamente, honradamente sienten sus ideales. Y aquel mismo refrán castellano que dice que “El ladrón cree que todos son de su condición”, fue un argumento para decir que el hombre que siente un ideal, cree que los demás que militan en otra organización, es porque creen que ésta es mejor.

Joan Puig i Elías durant l’acte inaugural de la plaça Ferrer i Guàrdia de Barcelona, actualment plaça Bisbe Urquinaona. [1937].

Article de la Federació Regional d ‘Escoles Racionalistes de Catalunya. [14-10-1937, Solidaridad Obrera]
Yo decía: si cada uno de nosotros está convencido de la bondad y superioridad de sus ideales, entonces no tenemos necesidad de deformar el alma del niño moldeándola a nuestro gusto y según nuestro criterio particular. Si tenemos confianza en que del desarrollo integral de todas y cada una de las facultades del niño se ha de lograr como corolario al desenvolvimiento integral que es la meta, no podemos sentir la necesidad de dar unas ideas hechas y que sean para él una coraza que le impida abrir nuevos horizontes. Solamente los hombres que están convencidos de la falsedad de sus ideales necesitan deformar el alma del niño cuando todavía es tierno, porque temen que el desarrollo natural de la misma alma, llevará el niño a descubrir todas las falsedades en que ellos se debaten, como los mandarines chinos que cantaban las excelencias de la belleza de los pies de su reina, no creían sin embargo en que fuese en realidad un don de la naturaleza, una perfección de la naturaleza, en que fuese una maravilla del desenvolvimiento del cuerpo de la reina, y porque sabían muy bien que de esa impresión de los hijos normales resultaría que todos tendrían la impresión de que los pies de la reina eran feos, sentían la necesidad de que cuando el niño era de tierna edad le moldearan los pies con unos zapatos de hierro que tuviesen la forma de los pies de la reina.
De esta forma, solamente de esta forma, solo deformando el pie del niño, lograrían que el niño cuando fuese mayor o la niña cuando fuese mujer, tuviera sus pies semejantes a los de su reina. Y así son todos los que necesitan deformar el alma del niño por unas ideas hechas, por unos dogmas que son siempre la convicción de que los ideales están carentes de fe. Entre nosotros no podemos hacernos la ofensa de creer que ninguno de nosotros que habíamos luchado contra el fascismo español sin saber si al día siguiente podríamos contarlo, no podemos hacernos la ofensa de no tener fe en el porvenir, y llegamos a la conclusión de que en nuestra Escuela serían excluidas las ideas hechas, de que el maestro se limitaría a saber poner los materiales de observación y experimentación al alcance de la inteligencia y del sentimiento del niño para que fuera él quien elaborara sus ideas y sus sentimientos.
Llegamos a coincidir aquellos primeros compañeros que representábamos a todos los sectores antifascistas, y digo aquellos primeros, porque si bien aquellos que han representado al Partido Republicano de Izquierda y los que han representado a la C.N.T. son todavía los mismos, los compañeros que representaban a la U.G.T., por haber seguido esta organización en Cataluña un proceso parecido al seguido en otras localidades (sic), fueron destituidos. Llegamos a la conclusión todos aquellos compañeros que entonces integraban el frente, de que es una labor notablemente nefasta hacer gritar al niño: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Lenin! ¡Viva la Anarquía! . Esto es enseñar al niño lo que (se) ha venido haciendo con unos o con otros nombres, desde siempre. Aquellas ideas se suprimieron para su corazón y para su cerebro para evitar que aquello fuera una coraza que moldeara su alma y que deformara las futuras generaciones.
Llegados a este punto de coincidencia nuestra satisfacción fue grande y extraordinaria. Alrededor de la Escuela, sería un crimen de lesa Humanidad hacer política. La Escuela podía y debía ser el verdadero frente único de todos aquellos que tenían confianza en la bondad de sus ideales. Des de aquel momento podían ser enemigos de la Escuela todos aquellos falsarios que están convencidos de la maldad de los credos políticos que informan sus ideales.
Para la C.N.T. fue también una satisfacción el que uno de sus hombres sin trampa ni cartón, porque desde niño milita en la organización obrera, fuese elegido como Presidente de este Consejo de la Escuela Nueva Unificada. Des de luego comprenderéis que no por ser anarquista sino más bien a pesar de serlo, y acaso porque aquellos compañeros habían tenido un concepto erróneo de los anarquistas en el orden social y en el orden pedagógico, comprenderéis lo que supondría al ver cuál era nuestro ideario, el que informaba nuestra organización, ya que nosotros éramos la excepción de la regla, porque si los católicos querían hacer católicos y los socialistas, socialistas, los anarquistas no quieren hacer anarquistas, lo que nos proponemos es hacer hombres. Y esta satisfacción no era desde el punto de vista teórico de las utopías y de los programas que nosotros, con más o menos facilidad de palabra, pudiéramos explicar, sino porque aquello que afirmábamos de la acción del C.E.N.U. no era más que dar estado público a aquella obra de la organización confederal que durante muchos años había venido actuando de acuerdo con estas normas que ahora sirven para la Escuela que nacía del 19 de Julio.
Para nosotros no había ninguna claudicación, porque en la ponencia del Comunismo libertario del Congreso de Mayo de 1936, de Zaragoza, constaba claramente este concepto de lo que es y ha de ser nuestra Escuela, y lo que era y lo que ha sido la escuela de la organización confederal, la Escuela Natura, en la que si bien la mayor parte de los alumnos eran hijos de camaradas, había también hijos de republicanos, hijos de diferentes sectores liberales que reconocían una superioridad moral en aquellas normas pedagógicas, y que por conocer que era gente sincera la que regentaba la escuela, que defendía sus ideales y sus tácticas, no temían de que la labor que se hacía en la propia escuela, saliera ningún niño deformado, y tenían la seguridad de que de aquella escuela saldrían unos hijos, unos alumnos más perfectos de lo que habían sido sus padres, y más que sus maestros.
Pero la satisfacción íntima nuestra era la de saber que aquellos compañeros representaban a la U.G.T., que aquellos compañeros que representaban al Consejero de Cultura no se sentían vencidos. Nadie había impuesto a la C.N.T. El anarquismo, en la escuela, no había impuesto nada. No se había valido de su situación privilegiada en Cataluña ni por el número de Consejeros en el gobierno de la Generalidad ni por el número de sus fuerzas combativas en el movimiento, porque la C.N.T. en España, pero sobre todo en Cataluña, es consubstancial con ello, aquellos compañeros sentían la satisfacción de decir: este es nuestro ideario. Y solamente en estas condiciones, nosotros también nos sentimos satisfechos.

Joan Puig i Elías visita, amb l’alcalde de Barcelona Hilari Salvadó Castell, l’Hospital de les Colònies Estrangeres4.
Ha sido siempre preocupación nuestra el lograr una conjunción de todas las fuerzas que antes llamábanse liberales y ahora se llaman antifascistas, y lograr por fin acabar con aquella lucha que, desde siglos pasados, había ido devorando todos los sectores liberales de España; como somos enemigos de toda dictadura roja, blanca, negra y roja y negra, enemigos absolutamente de todas las dictaduras, no hemos confiado por eso en las conquistan que significan el aplastamiento de otros sectores. Hemos dejado siempre, firmemente convencidos de la bondad de nuestras ideas, a los demás sectores, y esta convicción nos ha hecho sentir, ilusos alguna vez, que teníamos el poder de poder convencerles, y porque éramos capaces de convencerles no necesitábamos vencerles.
En España, todas estas fuerzas impulsaron la Escuela para que trascendiera en todos los órdenes y que lográramos dar al mundo el ejemplo de un pueblo que tiene condiciones suficientes para no tener que ser una miserable copia de lo hecho por Francia en el 89 o en Rusia en el año 17.
Un discípulo para ser digno de su maestro ha de saber aportar a la labor del maestro algo de su cosecha propia. Por esto, nosotros, para ser dignos de nuestros abuelos, de los abuelos de la Revolución francesa y de los compañeros de la Revolución rusa aprovechando todas las experiencias de la Revolución francesa y todas las de la Revolución rusa, hemos de saber lograr una revolución que, superando aquellas leyes mejorándolas y ampliándolas, dé al mundo ejemplo de una revolución que tiene características propias, y propias en este sentido —yo vuelvo a hacer hincapié en ello— es sentir, digamos con una frase, náuseas, de tener que vencer a ninguno de los sectores que con nosotros luchan contra el fascismo.
¿Cómo rotularíamos nuestra Escuela? Una vez puestos de acuerdo en esta necesidad y en estas líneas generales de lo que ha de ser la Escuela. Después ya hablaremos concretamente. Yo soy de los hombres que están convencidos de lo que defienden y de la bondad de sus ideas, y por eso procuro (no) decir: donde dije tal cosa quise decir lo otro; sino que, de forma contundente para todos quede de manifiesto no ya la finalidad sino el cómo, el cómo lograremos lo que nos proponemos: el que cada niño sea un hombre que tome posesión de sus destinos.
Decía antes qué nombre íbamos a dar a la Escuela que nació el 19 de Julio. Con cuanta simpatía no recordamos todos los esfuerzos de los compañeros sosteniendo la Escuela [llamada] Racionalista, con cuanto cariño no hemos sentido siempre en el fondo de nuestros corazones la labor de Ferrer en la Escuela Nueva. Yo soy uno de los hombres que ha amado, que ama, a los que me han enseñado algo, a los que antes de que nosotros naciéramos han luchado para que tuviéramos la libertad que tenemos. Yo amo a todos estos maestros mucho más de lo que los creyentes pueden amar a sus ídolos, pero precisamente porque uno ama ha de saber ser digno de los maestros como ha de saber ser digno del padre, el hijo.
Todo el amor que yo siento por Ferrer, por la obra de Ferrer, no iba a obligarme a ser digno, después de transcurridos un cuarto de siglo, del mismo bagaje pedagógico. El mundo ha continuado moviéndose. Ferrer era una voluntad extraordinaria, pero en la escuela no tuvo la suerte de encontrar otras personas que pudieran compararse con él, otras personas que, como él sintieran la labor de la escuela.

Joan Puig i Elías al Ple de la CNT de Catalunya dedicat específicament a les qüestions culturals. [Octubre de 1936]

Article en suport a l’Escola Natura. Escrit per Parradell. [09-10-1936, Solidaritat Obrera]

Al Ple de Catalunya de la CNT dedicat específicament a les qüestions culturals, convocat pels comitès de la CNT i la FAI, hi assistiren 163 delegats de sindicats, 24 dels grups anarquistes i 15 delegats d’ateneus i grups culturals (aquests últims amb caràcter informatiu). [11-10-1936,Solidaridad Obrera]
¿Escuela Racionalista? Bien. Pero el nombre de racionalista, ¿qué significa? No de ahora tampoco. En el año 28, (la darrera xifra és confosa a l’original) deportado a Zaragoza, con un compañero que aquí me escucha, que estuvo en la cárcel conmigo en Zaragoza, en una controversia sostenida con Peiró, yo dije ya lo mismo que voy a decir ahora: que racionalista tenía para mí un sabor de otro siglo, un regusto de discípulo de Robespierre y de adoradores de la diosa Razón. Yo respeto —lo he dicho anteriormente— todo lo que han sufrido los compañeros para sostener su escuela, y cuando le han dado este nombre es porque ellos querían significar que basaban su enseñanza en el razonamiento y no en el dogma y la imposición. ¿Pero es que nos basta a nosotros cultivar el pensamiento ni el razonamiento del niño? No. Si de algo estamos satisfechos, si de algo estamos ya hartos, es de hombres que piensan muy bien y obran muy mal. Necesitamos una Escuela sobre todo que cultive en el niño el sentimiento, que logre de cada niño un hombre de carácter capaz de saber traducir en actos sus pensamientos.
De niño me apenaba tanto ver a hombres que blasonaban de anticlericales y decían mil pestes de “la gran prostituta romana” y que cuando querían crear una vida nueva, cuando llegaba el momento de elegir compañera, este momento que incluso los pajarillos, incluso los ruiseñores buscan lugares delicados, lejos del ruido y polvo, estos hombres que pensaban tan bien, se arrodillaban delante de un representante de la “prostituta romana”. De niño he sentido toda la ruina, gran pena de estos hombres que pensaban bien y obraban muy mal. Por esto en nuestra Escuela nos interesa, sobre todo, saber cómo sentirán los hombres que salgan de nuestra Escuela. Y para nosotros, cultura siempre es esto: sentir, sentir. Sentir es, dicho con otras palabras, tener alma o espíritu. El alma o el espíritu no es más que la vibración de la materia más delicada, más elevada, más superior del desenvolvimiento de la humanidad desde las primeras vibraciones hasta el hombre. Es lo que separa la bestia de la piedra, y lo que hace superior al hombre sobre la bestia.
Cuando yo he visto —yo recuerdo también mis años de estudiante, cuando tuve afán de conocer ese arte sublime de la Música— cuando yo he visto, asistiendo a una fiesta, a una representación de Liceo, a escuchar Mozart, música superior, salir a aquellas gentes y en el portal había a veces una pobre viejecita o un pobre niño, en el crudo invierno, pedirles limosna, y aquellos se abrochaban para no (sic) marcharse, pensaba que aquellas gentes no sabían nada; aquellas gentes sabían muchas, discutían de muchas cosas, pero no sentían nada.
Desde entonces, vengo pensando y sintiendo que cultura no es nunca saber; que cultura no tiene nada que ver con lo que los demás de los hombres entienden por cultura, por cultura que, muchas veces, la escriben con K de Kaiser.
Muchos de nuestros paletos, esos paletos que son capaces de vibrar de emoción ante la luz primera de un alba o de una aurora, esos paletos que son capaces de tirarse al río, exponiendo su vida para salvar a uno que se va a ahogar, hay en ellos más cultura, porque hay emoción y no en estas otras gentes que no son capaces de vibrar ante ninguna injusticia ni delante de ninguna de las fealdades de la vida. Un hombre es tanto más culto, cuando sabe vibrar más extraordinariamente ante una injusticia, sublevándose, o ante una belleza o abnegación.
¿Cuál sería el nombre de nuestra escuela? El de la organización confederal que yo había dirigido, se llamaba y se llama aun, se llama todavía, Escuela Natura. Sin duda que, para mí, el nombre de Escuela Natura era el más adecuado. El más adecuado, porque con Natura, significamos el respeto a la naturaleza del niño. Pero si hay algo que está reñido en absoluto con lo que hace el anarquista, es la vanidad. Y como que no basta ser honrado, sino que además hay que parecerlo, cuando se trata de tener ascendiente sobre el pueblo, desde ningún punto de vista yo no podía proponer que a la escuela que nació el 19 de Julio, la llamáramos Escuela Natura. Habría podido parecer la vanidad de un hombre que, aprovechando su situación, la admiración con que le habían colocado en aquel puesto de responsabilidad de la Escuela Nueva, procuraba hacer prevalecer su criterio. Y desde luego, el nombre de la “Escuela Natura”, quedaba desechado.
¿Escuela activa, escuela nueva? ¿Y por qué no llamarla Escuela Nueva? Realmente, con el nombre de nuevo y nueva, se hacen muchísimas cosas de viejas. Yo soy además de los que no creen en lo nuevo, en el sentido que la gente da al valor de la palabra. No he creído nunca que las verdades fueran jóvenes ni viejas. Hace dos mil años 2 y 2 eran 4 y hoy también; el proceder mal, era una mala acción, antes, hoy y mañana. Acaso no sea el nombre más preciso; pero como que en realidad, lo que nosotros queremos que sea nuestra escuela, es un concepto de pedagogía, era acaso el nombre más indicado para nuestra escuela. Y por eso acordamos que se llamara Escuela Nueva.
La llamamos también unificada. ¿Qué queremos decir cuando decimos unificada? Pues sencillamente, que no puede continuar la desarticulación que hasta hoy ha tenido el Estado con todos sus centros docentes; que la escuela no ha de tener solución de continuidad, desde el momento en que el niño ingrese en la escuela-cuna hasta que salga de la escuela, de la facultad, de la universidad, de la politécnica, formado completamente. Que si no fuéramos capaces de lograr otra cosa de este 19 de Julio, yo soy de los que creen que seremos capaces de muchas otras realizaciones, por lo menos habíamos de saber lograr esto: el que cada niño, según sus condiciones independiente completamente de la situación económica que puedan tener sus padres, cuando ingrese en la escuela, no haya de salir de ella hasta que esté completamente formado. Formado según sus condiciones naturales, según su vocación, su temperamento, según lo que, desde luego es tesoro, que es la herencia que, según sea la vida más o menos perfecta de los padres, legan a los hijos.
Que salgan de la escuela ya, o bien como médicos, como arquitectos, como campesinos, como profesor. Desterrado para siempre el pensar que el trabajo va a ser retribuido según la producción. No, nosotros no podemos admitir que se prostituya el alma del niño y más que el niño haya de seguir, no aquello para lo que tiene vocación, sino aquella carrera o ejercicio en que le dicen que ganará mejor su vida.
¿Quiere decir esto que vamos a una igualdad en el sentido con que se nos representa el uniforme cuartelero? No, nada de esto. Los hombres no han de tener absolutamente ninguna jerarquía, por lo que sepan. Los hombres, todas las funciones de trabajo, lo mismo las del campesino que las del médico, son absolutamente indispensables para la sociedad. Esa diversidad de trabajo, no ha de dar (en) ningún momento derecho a una superioridad de condiciones. Pero nosotros no decimos que van a ser iguales todos los hombres, en el mal sentido de la igualdad con que lo plantean los otros sectores.
Nosotros admitimos las jerarquías morales. El corazón, que es el más extraordinario de los anarquistas, no admite de mandatos. Ama más al que ve mejor; ama más y mejor, al que ve más abnegado. Y esto no sólo no lo combatiremos sino que lo propagamos. Nosotros amamos más a aquellos de nuestros militantes que ponen su vida más intensamente, al servicio de un ideal. Esta jerarquía, esta desigualdad que dicen ellos, esa variedad, existirá siempre indudablemente y no es ningún mal que exista; es un bien.
Nuestra escuela, en este aspecto, viene realmente a emancipar a los niños que habían tenido la dicha de nacer un poco tarde, de llegar a tiempo de poder asistir a las clases de esta escuela. Pero, y esta muchachada, con ansias de saber, con afán de descubrir nuevos horizontes que no le permitía conquistar un falsa organización social. ¿Habíamos de condenarla a lo que la condenó la sociedad anterior al 19 de julio? ¿No íbamos nosotros a ser capaces de saber también solucionar el problema de esa juventud con ansias de saber, con ansias de perfección? No podíamos imponerlo al Estado, al nuevo régimen, el que llevara a estos jóvenes, a las horas de trabajo, a la universidad, al instituto, a las escuelas especiales. No podíamos admitir tampoco aquella limosna que el Estado continúa suministrando, de las becas; eran para unos cuantos y nosotros queremos que sea para todos. ¿Cómo lograrlo? Pues, sencillamente. Las cosas más extraordinarias a veces son las más sencillas. ¿Por qué si hay profesorado, lo mismo en los Institutos, en la Normal, en la Universidad, en las Facultades, que explican sus clases a las 9, a las 10 o a las 11 de la mañana, no ha de haber el mismo u otro profesorado que explique su clase a las 7, a las 8, a las 9 o a las 10 de la noche, para toda esta muchachada que prefiere la escuela al cabaret, al cinema o a la calle? No hay ningún pretexto que pueda servir de base para que un hombre, que la revolución ha colocado en el punto más alto, desde el punto de vista de la cultura, en el Ministerio de Instrucción Pública, no sepa dar a esta juventud, aquella reparación mínima de la injusticia social a que a sido condenada. Durante las horas del día, de acuerdo con las necesidades de nuestra economía, esos muchachos trabajan, producen. Y luego, en aquellas otras horas, sentados ya, descansando físicamente, pueden intelectualmente, encontrar el cauce que llegue a ser aquello para lo que tienen condiciones.
Pero hay más. No sólo a estos que tienen condiciones, nosotros reconocemos el derecho a que vayan a eso que nosotros llamamos politécnicas de distribución, como nexo para poder conocer la cultura de los niños, a cada uno de estos muchachos, e irle introduciéndole en la actividad para que ellos tuvieren condiciones, (o) no. No sólo los que tienen condiciones. La sociedad, cuando esté bien organizada, con un sentido de responsabilidad, tiene la obligación de hacer que incluso aquellos que aquellos que no tienen condiciones, sean ellos mismos los que se convenzan de que no las tienen. Solamente así, estos futuros hombres, mañana no se creerán víctimas de una falsa organización social y no serán unos elementos disolventes en la nueva sociedad. Hay muchos que creen que tienen condiciones para ser médicos o para ser ingenieros, pero que en el momento que nosotros les pongamos en estado de que vean todas las dificultades, ellos mismos reconocerán que no tienen condiciones. Y, repito, que tiene derecho, incluso estos, a convencerse de que no tienen esas condiciones. […]
[Continuarà]
Notes:
1 Nom amb què és coneguda la documentació espoliada a organitzacions, entitats i particulars, per les forces franquistes a partir del gener del 1939 i dipositada a l’Archivo Histórico Nacional de Salamanca el 1940.
2 Archivo General de la Guerra Civil de Salamanca. Lligall 226/1 núm. 2. El text fou llegit en un acte públic, com mostra la referència a una persona de l’auditori a la pàgina 8 de l’original. Possiblement fet fora de Catalunya o a oients no catalans, segons es desprèn del text.
3 Joan Puig i Elías (Sallent 1898 – Porto Alegre 1972) va ser abans de res un mestre. Afiliat a la CNT des de molt jove, es va proposar portar endavant el projecte de Ferrer i Guàrdia: en els anys 20-30 va guiar l’Escola Natura a Barcelona que es va convertir en escola pilot entre les racionalistes. Considerava que no cal educar solament la raó sinó també els sentiments. En esclatar la revolució en 1936 li va ser assignada la presidència del CENU (Consell de l’Escola Nova Unificada) i va extendre la pedagogia llibertària a totes les escoles de Catalunya. Va ocupar diversos altres càrrecs durant la guerra i en 1939 es va exiliar a França i després a Brasil on va continuar, fins que li va ser possible, la seva labor pedagògica i política.
4 Amb l’esclat de la Guerra Civil, el govern republicà es va veure en la necessitat d’ampliar la xarxa hospitalària per a atendre la previsible demanda sanitària i poder acollir als combatents ferits en els anomenats “Hospitals de Sang”. L’Hospital de les Colònies Estrangeres va funcionar també com a Hospital de Sang durant els anys de la guerra, des de 1936 fins a 1939.
5 Puig i Elías va fer la defensa de l’actuació cenetista en el CENU argumentant fonamentalment que els postulats pedagògics eren els preconitzats per la CNT i que el CENU permetia la subsistència de les escoles sindicals anarcosindicalistes i les d’altres organitzacions obreres. Els delegats es van dividir en dues tendències: els qui consideraven acceptable la intervenció de la CNT en el CENU i aquells qui s’oposaven perquè la necessària negociació amb d’altres organitzacions desvirtuava el projecte educatiu anarquista. Les resolucions finals del Ple respectaren la participació de la CNT en el CENU i l’actuació dels seus representants però se’ls recordà que havien d’actuar “de acuerdo con los principios establecidos en nuestros Congresos y con las orientaciones que señalen las asambleas del sindicato general de Profesiones liberales”, es proposava la constitució de consells (de pares i d’estudiants i professors) en els centres per reforçar l’autonomia organitzativa i s’animava a “todos los camaradas que se crean con vocación y aptitud para dedicarse a la enseñanza” a matricular-se en l’Escola Politècnica d’Adaptació.