Enric Grau i Calafell (Manresa, 02/04/1908 i Marsella, 14/09/1992), va ser un militant manresà de la CNT i de la FAI dels anys 20 i 30. Aquest text relata amb summe detall aspectes clandestins i conspiratius habitualment desconeguts i ens mostra el funcionament d’aquells grups anarquistes implicats en les insurreccions de l’època. El text té valor no sols per aquest aspecte sinó per ser un relat de memòria local manresana des del punt de vista de la militància anarquista. Grau va passar pels grups d’afinitat anarquista i més tard va exercir càrrecs orgànics en la FAI, de la qual va ser secretari de la Federació Local de Grups Anarquistes de Manresa i en la CNT, arribant a secretari del Comitè Intercomarcal en 1936. En la guerra va ser membre del Comitè Revolucionari Antifeixista de Manresa, representant a la FAI i exercint la funció d’organitzar les primeres milícies que van partir de la ciutat. Precisament la Guerra Civil és el punt feble d’aquest relat, que s’explica perquè Grau ja havia d’estar cansat d’escriure.
Aquest document de 78 pàgines manuscrites procedeix dels papers de Pedro Flores, guardats en el Arxiu Comarcal del Bages. Tots dos militants anarquistes van intercanviar quantiosa correspondència entre els anys 60 i 80. Flores estava escrivint la història del moviment llibertari i anarcosindicalista de la comarca i Grau era una de les seves principals fonts primàries. En les seves cartes hi ha un interès evident de situar correctament els fets i de recordar els noms dels militants. Encara que no s’indica la data, la carta va haver d’estar escrita entre 1978 i 1980 i segurament li va servir de base per a unes memòries escrites en 1985 anomenades “Recorregut per la meva vida”.
Finalment, cal indicar que el text, relatat en llenguatge molt senzill, propi d’un autodidacta, conté tants errors ortogràfics i sintàctics que no poques frases s’han hagut de corregir per a facilitar la seva comprensió, especialment en el que concerneix a puntació i accentuació. La majoria dels errors en les preposicions s’han deixat intactes perquè serveixin per a transmetre millor el caràcter de Grau. Hem afegit algunes notes explicatives i a més s’ha intentat completar els noms dels militants en la mesura que sigui possible.
La insurrección de enero de 1932
Desde Manresa y su comarca, de Cardona a la Pobla de Lillet, sindicalismo y anarquismo habían desplegado una efervescencia activa en todos los aspectos culturales. Se leían todas las teorías del sindicalismo y el anarquismo, la propaganda oral llegaba a todos los rincones de los pueblos, grupos de oradores locales iban de un pueblo a otro a sembrar ideales, y el verbo de la revolución corría de boca en boca de aquella juventud pletórica y entusiasta capaz de levantar un mundo nuevo y justo inspirado por el ideal anarcosindicalista. Solidaridad Obrera, Tierra y Libertad, Estudios, Revista Blanca y El Luchador con la Novela Ideal, estos últimos publicados por la familia Urales, los otros por la CNT y la FAI. Con Estudios y los libros en suplemento. Todo ello [generaba] como se decía, dinamita cerebral. Caldearon el ambiente de una manera tal que el 21 de enero de 1931[1] estalló la pequeña revolución y en las montañas de Fígols pusieron la bandera roja y negra en lo alto de los picachos del Pirineo. Mientras que los compañeros declaraban el comunismo libertario, siguieron como reguero de pólvora todos los pueblos de la comarca, Cardona y Suria, flotaba la bandera de la rebelión. Navarro[2] y otros en Cardona. En Suria, Val, Farriols, Martínez, Cano, Flores[3] y todos los demás.
[En] Manresa nos contentamos con la huelga general revolucionaria. Por el Llobregat siguió el movimiento con huelgas generales [de solidaridad con] los compañeros de Fígols. La trifulca fue de orden de discusiones, reuniones, contactos, pero en el fondo sabíamos que eso era un movimiento esporádico sin coordinación, que no iría más lejos que del Alto Llobregat y Cardoner.
A los dos días el ministro de la guerra, Azaña, en la época, ordenó a la tropa que saliera a la calle y sofocara el movimiento. El regimiento de Manresa tomó los puntos estratégicos de la ciudad junto con la Guardia Civil. Se repartieron el trabajo. Y como era difícil hacer bajar a los mineros de Fígols, y la Guardia Civil no quería arriesgar el pellejo, Azaña mandó una batería del 75 de montaña.
Durante este tiempo en la calle del Juego de la Pelota la guardia civil recibió una manada de balazos por la mano de un joven compañero que hacía poco que residía en Manresa. Por lo cual hubo disensión entre si era Pere Box [Boig] o este joven, pero en verdad creo que fueron los dos. El caso consecuente es que el sargento de la Guardia Civil y un número fueron heridos. ¡Y gracias que los demás se echaron de cabeza a una puerta cochera con fusil y todo! El día siguiente hicieron los diarios de Barcelona una tarta que todo España creyó con la revolución.
Total, hubo una redada de compañeros que dieron con huesos a la cárcel. En la calle de la Miel fueron cogidos los compañeros de un grupo que iban con Mas[4], amigos y simpatizantes que concurrían al café del Norte que Mas tenía la costumbre de frecuentar. Era el uno el “Cireras” el otro el Nin[5], aparte otro compañero que he olvidado su nombre. Mas y él eran los dos únicos militantes[6]. Otros compañeros fueron presos en toda la comarcal, entre ellos el compañero Bueno[7] de Berga (que terminó trágicamente a los campos de la muerte alemanes cuando la última guerra) junto muchas detenciones en Barcelona también, a la que fueron deportados a Río de Oro.
En febrero salieron con rumbo a esta dirección, salvo algunos que fueron deportados a Fuerteventura, entre ellos el compañero Durruti[8]. Cuando salieron los barcos se oyó un canto que salía de los pechos de estos hombres que salían en dirección desconocida. Su canto era canto de guerra. Dejaron a la posteridad un himno de guerra contra una sociedad de injusticias y felonías ya se llamara república o monarquía, mientras el sistema capitalista quedara de pie la desigualdad formara parte de su patrimonio legendario en detrimento de los más débiles. El himno se cantó muchos años después. No era otro que el “Arroja la Bomba”.

Portada del diari gràfic Ahora (Madrid) del 22 de gener de 1932
La Agrupación Faros
La vida en nuestra comarca siguió su ritmo. Muchos compañeros fueron a la cárcel y otros que pudieron escapar gracias a la actividad del Comité pro Presos, que en esta época lo formaban los compañeros Casanovas[9] y Camps[10]. Este último también terminó su vida junto con su hijo a los campos de la muerte.
Casanovas durante este tiempo desplegó una actividad muy eficaz con una audacia que solo un tío fresco es capaz de emprender. Algunos compañeros tenían cargos para tomar veinte años de presidio, pero los folios que contenían su acusación desaparecieron, porque Casanovas había sobornado el juez de instrucción. El jefe de la cárcel comprendido [decía], que uno entraba y salía como en un molino. En cierta ocasión a un simpatizante se le cogió con un objeto relacionado con material [explosivo] y no sabíamos si había comprometido otros compañeros. Era necesario tomar contacto con él antes que el juez de instrucción como medida de seguridad. Y junto con Casanovas el secretario de la Federación Sindical entró a la cárcel con dicho individuo. [El detenido] se llamaba Patricio[11]. Con esto podéis pensar lo que llegamos a hacer gracias a la audacia de Casanovas. Lástima que fue tránsfuga y terminó en la Esquerra Republicana de Cataluña, lo que quedó sin efecto toda la actividad que desplegó y que siguió hasta que desertó de las filas confederales para meterse en política.
A pesar del golpe recibido la actividad se desenvolvió con más bríos por lo que respecta a los sectores de la FAI y también de la Confederación. Los que queríamos empujar la actividad revolucionaria con objeto de transformar la sociedad capitalista en Comunismo Libertario. Todos los medios que iban con el objeto perseguido eran buenos. Ya sabíamos que la republica no tenía otro fin que destruirnos por todos los medios. Y sobre todo la República Catalana que desplegó una reacción que depasaron en poco tiempo lo que había empleado la monarquía.
Mas lo peor de todo y que más mal hace es la discordia que se creó entre nosotros sobre todo de Manresa que tuvo efectos funestos para la Agrupación Faros, primero y la escuela después. Poco tiempo después que hubieran sido deportados los compañeros del 21 de enero, empezaron a llegar noticias suyas por el curso de la correspondencia. Lo que no dio entera satisfacción a todos y en particular las compañeras que tenían su marido [deportado], tales como Engelina [Angelina] que era la compañera de Mas y Nuria que era la compañera de Nin.
La correspondencia seguía su curso, pero mejor que no hubiera seguido por las sandeces que se llegaron a cursar por una banda de estúpidos que no tenía más inteligencia que la de un burro estacado al pesebre. Estos se llamaban anarquistas. Eran los que nos han desacreditado siempre porque después nos han juzgado a todos igual. Armaron el lio más indecente que se puede armar, diciendo que las compañeras más arriba mencionadas tenían relación carnal con el compañero José García y el otro Cabot. Y lo peor es que llegaron a decir que esto pasaba en el local de la Agrupación Faros, que estaba en este momento a la calle Barreras. Sobre mi palabra, si ella tiene crédito, en este momento yo era presidente del grupo y nunca había visto el más mínimo indicio, ni creo que hicieron uso de este centro cultural. Gracias a la difamación los Faros se apagaron.
Cuando los deportados llegaron quisieron saber qué había de cierto y el lio fue gordo. El hombre que desplegó más actividad por el grupo Faros y le dio vida fue el que más lo desacreditó y más indecencia propago. No era otro que Mas, que lo primero que hizo es informarse con el presidente. A lo que [éste] fue categórico negando rotundamente cuanto le habían dicho respecto este vodevil indecente y sobre todo lo que se había puesto en juego la Agrupación.
Pero [era] inútil, el mal estaba hecho y este triste individuo que también había trabajado por el grupo y también por la específica, truncó su mentalidad a la igual que un chulo de lupanar de comedia porque hacia más reír que llorar. Faros salió del marco Intercomarcal por la fama que le dieron. Pasó como el cuento de la calumnia que empieza pequeña y termina [enorme]. Porque pasó al plano regional cuando en las charlas se tocaba el tema del amor libre los partidarios de la concepción radical, sacaban como ejemplo la Agrupación Faros de Manresa. Según su decir teníamos camas en el local y aprendíamos a compañeras y compañeros a cohabitar entre sí. Y [se] puede certificar que apenas teníamos mesas ¡no veía cómo podíamos comprar camas!
De la calle Barreras salimos y nos trasladamos a la Era de la Esquerra. El local era más grande y más cómodo, y a pesar de todas las difamaciones acudieron compañeros y compañeras sin otro objeto que el de sembrar cultura y leer los libros de la biblioteca, que si no era voluminosa era muy grande [o rica] por su contenido. Los nuevos adherentes eran casi todos jóvenes, entre ellos Torrentallé[12] de una cultura regular con el vinieron Ferrer, Víctor Arnau[13], el pequeño, y otros compañeros que olvidado el nombre.
El local fue blanqueado a la cal. Se hizo cargo Pere Box. Se puede decir que a pesar de todo que Faros murió asesinado por el mismo que le dio vida. No obstante, el local sirvió para alojar la Federación Local de la CNT de lo que quedo después de la escisión.
La escisión treintista
De la gesta del 21 de enero la posición confederal, o por lo menos de los partidarios de la transformación social de España, hubo en Manresa una partida de militantes sindicalistas, por así decirlo, los mismos que se acomodaron con los comités paritarios que ofreció la dictadura Riberista. Estos empezaron a ponerse en desacuerdo y criticaban a la FAI, impulsadora de los movimientos revolucionarios. Como tenían influencia superior a la de los anarquistas dentro de la clase obrera y los obreros al mismo tiempo les parecía que la Republica era la panacea que solucionaría todos los problemas económicos del momento, siguieron al sindicalismo local que empezaba tomar una posición conformista al estilo del sindicalismo reformista. Esto [junto] que vinieron de nuevo a la organización, tal como Sanfeliu, Piñol y Asensio todos ellos bastante inteligentes que, junto con la inteligencia de los viejos militantes, fueron más fuertes para imponerse a los partidarios de la revolución permanente. Así que inútil declarar huelga general porque los obreros no marchaban. Sobre todo, que entre nosotros existía el desacuerdo.
Ya con la huelga de la Telefónica[14] nos hicieron una jugada un poco especial. Una noche como solidaridad con los huelguistas los grupos de acción decidimos hacer un sabotaje a la línea. Remarco que de este grupo no había ninguno que trabajara en Teléfonos. Y puedo bien decir hoy [quienes] éramos los que lo componíamos: Corbella, Camps, Soler, Esmolet, Sevilla, Grau y Manolo. Esta noche hicimos saltar a [con] la dinamita once palos telefónicos que iban por la orilla del rio Cardoner detrás del cementerio. Pues como estábamos dispuestos a empezar de nuevo, cuando fuimos por recoger el material, que eran barrenas de taladrar madera no estaban en el sitio que las habíamos puesto. Los sindicalistas paniaguados las habían retirado y nadie sabía quienes habían sido los autores. Con esto uno se puede dar cuenta que la discordia empezó a entrar en casa. Inútil decir que, para emprender una acción cualquiera, difícil era. Cuando en febrero salieron los barcos rumbo a la deportación ni siquiera [se pudo] hacer una huelga general de solidaridad por los deportados [dado que] la influencia reformista había tomado carta de naturaleza en los medios del trabajo, sobre todo cuando los militantes del sindicalismo eran los primeros contagiados.

L’edifici de la Telefònica, situat al Passeig de Pere III, custodiat per l’exèrcit durant la Vaga del juliol 1931.
Los de la FAI tomamos una resolución contundente, aunque no fue eficaz, creyendo que haciendo hacer saltar algunos postes de alta tensión llegaríamos a paralizar las fábricas manresanas. Pero nos equivocamos. Los postes saltaron sin eficacia porque nada se paralizó y Manresa y comarca siguió trabajando como si tal cosa.
Por fin parió la burra, salió el Manifiesto de los Treinta y su influencia en Manresa llego al paroxismo y en comarca donde se destacó. El punto álgido fue Puyrex [Puig-reig], Villardaga[15] formó el equipo, y así pudieron hacer el eje con Sabadell pasando por Manresa. Hubo reuniones de sindicato y en todas ellas fuimos minoría. No quedó otro remedio que retirarnos con lo que quedaba que, si no eran muchos, por lo menos podíamos contar con ellos. En verdad no todos eran faistas, como nos llamaban.
En la Era de la Esquerra trasladamos la CNT el local del feneciente Faros donde no hacía mucho tiempo se había celebrado el último pleno Intercomarcal sindical. El único sindicato que vino íntegro fue el del Caucho, de fábrica Pirelli, aunque ya no estaba el compañero Trigo, pero había Núñez, Plans[16] y otros compañeros que trabajaban muy bien. El resto fue el clásico sindicato de Oficios Varios, a parte el Textil que aún había varios afiliados entre ellos Torrentallé, Ferrer, Víctor Arnau, Isidro, su hermano, estaba al sindicato del Caucho. Con ellos había algunas [compañeras como] Saurí[17], Maria Valls, Ramona Verni[18] y la madre de Soler, otras más que el nombre se me ha olvidado, aunque fuera del textil había otras compañeras que trabajaron muy bien por la organización.
De los que quedamos, todos a la una. Los dos sindicatos más representativos, Caucho y Textil, sobre todo este último, que siendo elementos jóvenes y algunos de ellos que tuvieron que marcharse de algunos pueblos de la comarca como Berga que engrosaron las filas del sindicato [tales como Miquel] Bonet, Pararisas[19], Cortina, Troquero y algún otro, desplegamos una actividad enérgica y empezaron engrosir [aumentar] las filas del sindicato, a lo que dio lugar que Piñol[20], Sanfeliu[21] y todo el equipo empezaron a la difamación con el cuento de la FAI. Hasta que por causas por un conflicto que se pasó entre patronos y obreros hubo una reunión general a la que los compañeros fueron, y con razón que aunque eran una minoría, siendo un objeto del ramo tenían derecho a exponer sus iniciativas. La asamblea empezó por la mañana, cuando los compañeros tomaron la palabra los testaferros del reformismo empezaron ya hacer la cara de pocos amigos y mirarlos de reojo. La tormenta ya empezaba a presentirse. Y como estaba convocada otra por la noche, el estado mayor del reformismo ya había tomado las disposiciones para pasar al ataque. Al tiempo de haber empezado, el compañero Torrentallé tomo la palabra tomó una manada porrazos de los argumenos [energúmenos] que ya adrede se habían puesto detrás del compañero en cuestión. Si tenía una voz muy grave, físicamente era pequeñito y muy delgado. Solamente que como no estaba solo y los confederales junto con los faistas estábamos allá, y como se dice en buen español, “ya estaba liada”. Los palos y los porrazos fueron a la reciproca. En estas llegaron los mineros de Sallent que algunos de ellos habitaban en Manresa fueron advertidos de lo que pasaba. Y entonces la trifulca fue superior. Y gracias que Figueras, que también era del textil, lo mismo que su mujer, nos dijo después que había disparado su automática al aire y no le había funcionado. Como era poco reflexivo no realizó [se dio cuenta de] el daño que podía hacer. Suerte que no funcionó. Sea como sea esto fue un triste espectáculo de ver los mismos obreros a porrazos. El fanatismo creó el odio que llegó a convertir a hombres que, siendo cultos, pasaron al estado de las bestias.
La escuela racionalista
La fosa se hizo más ancha cada día y ya no [hubo] respeto por nada, hasta por lo que tenía de ser respetado a ultranza, por encima de todo que era la escuela que tantos esfuerzos nos había costado para levantarla. Acudían los hijos de todos sindicalistas, anarquistas, comunistas del BOC y hasta republicanos. Pero las luchas intestinas de la organización repercutieron en los mismos alumnos de la escuela. Siendo que en el seno de la familia [se] discutía el problema en grado sumo, sin ninguna clase de miramientos, los alumnos empezaron a tomar partido del lado de cada uno respectivamente. Y la guerra infantil, llegó a este lugar que jamás había de llegar. Y empezaron los unos [decían] “faistas” y los faistas [respondían] “bomberos”, alguna vez algún coscorrón que el maestro compañero Alberola podía evitar. Pero cuando estaban a la calle estaban lejos de la protección. El que recibía contaba lo quería a su casa, y las madres empezaron a criticar al maestro, y los individuos terminaban por sacar a sus hijos.
Y la escuela empezó a declinar a lo que dio lugar que en una reunión de aceptar una iniciativa que no era otra que la de organizar un festival pro escuela. Manos a la obra y empezamos [por] el nombramiento de una comisión organizadora que cayó a cargo del compañero Font y otros que lo secundaron. Después al hacer propaganda y vender billetes a amigos y compañeros, por lo menos intentarlo. Los otros hacían lo contario y el festival, que se puso en escena “Doña Francisquita” en el Teatro Kursaal, fue un fracaso rotundo. Gastos pagados, nos faltaban quinientas pesetas para cubrir los gastos. A la que el compañero Font hizo efectivas el mismo día, pero hubo que reembolsarlas a prorrata [tocateja]. Todos los compañeros una vez más los bolsillos limpios y la escuela en peor estado financiero.
Como la habían tomado contra el compañero Alberola y se comprende que él era intransigente hacia los militantes partidarios de los Treinta, y no ahorraba las críticas contra lo que el llamaba “los políticos”. Pero un hombre inteligente como él se dio cuenta que la escuela se hundiría y se buscó otro lugar y presentó la dimisión, no sin antes haber encontrado un sustituto que lo remplazara a lo que así fue.
El compañero Puy Alias [Puig Elias] de la escuela del Textil del Clot nos envió un nuevo maestro, el compañero Diaz[22], joven que había hecho los estudios en la escuela racionalista, alumno de Puy Alias. Si no tenía las dotes oratorias del compañero Alberola, sabía lo que tenía a la mano, como dotes pedagógicas. La escuela empezó remontar. El trabajo de enseñanza se hacía con una labor muy eficaz y, cosa rara, muchos padres de familia que no eran no faistas ni bomberos, que eran gente desligada de estas luchas intestinas, mandaron sus hijos a la escuela racionalista porque vieron que sus hijos aprendían más que en las escuelas oficiales y religiosas. El compañero hizo un trabajo formidable. Algunos jóvenes de los dos sexos que trabajaban por la noche iban a clase a aprender lo que podían para aumentar su caudal de cultura. Así es que entre ellos decidieron crear un Ateneo Libertario, de los cuales los hermanos Alarcón, Navarro y otros fueron los propulsores. Murió la Agrupación Faros y surgió el Ateneo Libertario y la escuela salió del impasse y marchó más fuerte que nunca.

Jose Alberola Navarro
De los grupos de acción al primer Comité de Defensa
La lucha continuó y cada uno ponía de lo suyo. Hacíamos nuestra labor, con el atenuante que teníamos más enemigos que antes. Los bomberos, afectos al treintismo, todas la ocasiones eran buenas para insultarnos desde las columnas del El Trabajo. La calumnia y el ataque habían hecho frente común con los de Esquerra Republicana de Cataluña y los escamots, fuerza de choque de la Esquerra. No esperaban otra ocasión de echarnos encima. Pero en el fondo tenían prudencia porque sabían de lo que éramos capaces [de hacer] en cuando los escisionistas quizás no osaban.
El sindicato fabril CNT que cada día engrosaba las filas porque los compañeros trabajaban bien y adquirían simpatías. Tuvieron la oportunidad de celebrar una reunión en el Kursaal como la otra vez vinieron ello con las mismas intenciones. Les salió el tiro por la culata y los afiliados se metieron en contra ellos y se reclamó la imprenta de El Trabajo y en manifestación fueron a quitársela. [Los treintistas] setrencharon [se atrincheraron] dentro el local que estaba a la Carretera de Cardona, dispuestos a resistir con ganas de hacer mal. Total, vino la Guardia Civil y sin brutalidad, por una vez, aconsejaron a la gente que se fuera a su casa. No sé si nos hubiéramos llevado la imprenta, pero lo más sensacional y que nos causó más satisfacción era ver que los obreros se desprendían de ellos y que volvieran a la verdadera CNT.
Desde el advenimiento de la república ya sabíamos que sería un nuevo enemigo de la clase trabajadora y quizás peor, puesto que para los políticos su objetivo era defender la burguesía a ultranza, y por lo que respecta a los socialistas desde muchos años han sido el puntal del capitalismo y continuaron haciendo la misma labor si ellos mismos son capitalistas no puede ir contra ellos mismos.
Delante tal panorama se acordó de construir los Comités de Defensa, al margen de la organización, aunque estaban identificados con ella misma, por la simple razón que no tenían por otro objeto de defenderla. Estos comités eran locales, aunque había estrecha relación entre ellos por el objeto de intercambio de materiales. Estos comités lo formaban los secretarios de federación local, a la cual llamaba un compañero apto para realizar este trabajo y, aceptando el mismo, escogía los compañeros que tenían de colaborar con él. Si quería los podía hacer conocer al secretario de la Local libre a él, pero como dice el refrán “dime con quien vas y te diré quién eres”. No tenían ningún inconveniente de hacerse conocer.
Después del 21 de enero los grupos de acción se vieron obligados a abandonar, porque los sometieron al pacto del hambre. Se concentraron en Manresa nuevos elementos muy seguros y serios. Así es que el primer Comité de Defensa que se formó, el uno era Vicente Cetina[23], escapado de Berga lo acompañaban dos otros compañeros, el uno Plans y el otro Soler de Manresa. Y digo de Manresa porque había otros dos, el uno de La Baells o Serchs y el otro de Sallent, pero en consecuencia habitaban en Manresa. El segundo murió poco después del 8 de Enero. Como Vicente Cetina, murieron jóvenes, el primero del pecho. Toda su vida y de muy joven había trabajado a la mina y la silicosis no perdona. En cuanto a Cetina murió antes del 8 de enero y también del pecho. Este podemos decir que fue la miseria. Sufría de privación porque mismo en Manresa le aplicaban el pacto del hambre por el solo hecho de ser procedente de Berga y ser hijo de la familia Bueno. A los 28 años terminó su existencia. Estos dos compañeros eran de una moral correcta y decididos a todo cuanto fuera hacer por la organización.
En el plano material, siempre hubo uno o dos compañeros que se ocupaban, solamente que no se había formado los Comité de Defensa[24]. Antes de esta data era el compañero José Camps, “Jep el de la pipa”, que se encargaba de ponerlo en lugares que solo él sabía. Hasta que un día, en un almacén que había por encima del Grupo Escolar, lugar en el que había almacenado herramientas de albañil. Creo que era del patrón que trabajaba y que tenía la llave del almacén. Entraba y salía por razones de trabajo. Se le dio la idea de hacer un depósito de granadas, de dinamita, armas y alguna que otra pistola y mecha bicfort. Todo esto fue descubierto un día por la policía. Nunca hemos sabido si fue un chivatazo o una casualidad. Como el compañero José de la Pipa que era ya fichado por las autoridades a lo mejor fue una casualidad.

El Pla de Bages 20/05/1932

El Pla de Bages 21/05/1932

El Pla de Bages 23/05/1932
Lo cierto es que la prensa local, con bombos y platillos, anunció el hallazgo de material, haciendo una descripción de todo lo que había encontrado a lo que dio lugar que del material anunciado solo había la mitad. A la misma noche nos reunimos y es cuando el compañero José nos informó que solo había la mitad de lo hallado. Algunos compañeros habían sugerido de ir a buscar el resto, pero no fue del gusto de todos, porque sugirieron que podía ser una trampa para hacernos caer adentro. Y así lo habían dispuesto los inspectores, porque este almacén, a detrás había la colina del Castillo. A lo que dio lugar que dos otros compañeros con cautela fueron encima y como era de noche detrás de la casa vieron pequeñas luces, que no era otra cosa que los cigarrillos encendidos de los policías que nos esperaban si hubiéramos sido cándidos para ir a buscar el resto que no anunciaban en los diarios locales. Se pudieron esperar toda la noche. Muy seguro que esperaban que este hallazgo de material los habría llevado al filón de otro que no los dejaba dormir, y no era otro que el material que hacía aproximadamente un año que había desaparecido del polvorín de Puy Marengue [Puigberenguer].
Este material fue una casualidad. Paseando un día por el lugar mencionado, los compañeros Celestino y Soler de Serchs se encontraron con una mala barraca que servía de depósito de explosivos. Soler, minero de toda su vida, pronto olió a dinamita y, con gran estupor, porque un simple accidente todas las casitas que había a las cercanías a un kilómetro al alrededor se habrían hundido como un castillo de cartas. Autorizar un polvorín a este lugar era una imprudencia a más que las casitas eran fruto de la sudor de trabajadores que con mucha pena y privación se les iba con un soplo. Y seguro que no tenían asegurado algunos de ellos, pero sí el propietario del polvorín, sí lo habría [asegurado] por si las moscas. Delante una soberbia imprudencia, los grupos de acción pasamos a remediar lo que habría podido algún día ser irreparable.
Un grupo de doce hombres, una noche, quitamos este peligro de su sitio tan inmediato de la población. Cada uno dentro de un saco llevaba 25 kilos de dinamita con fulminantes y mechas bicfort. Lo que suponía aritméticamente 300 kilos de explosivos. Pusimos el material escondido en un lugar próximo a la carretera de Cardona, pero muy buen escondido que no ofreciera peligro alguno para gentes ni propiedades. Lo único que podía pasar era destrozarse por la lluvia. Pero tuvimos cuidado de sacarlo lo más pronto posible del lugar escondido.
El día siguiente la Guardia Civil fue informada por el sereno del barrio que había oído cerca a las diez y media de la noche un grupo de individuos que llamaron a otro grupo. Entre ellos, le pareció que llamaban [gritaban] Grau. Los civiles vinieron acto seguido al taller donde trabajaba, pero sin resultado ninguno porque le dijeron de presentarse al cuartel de la guardia civil, que el Sargento tenía de interrogarle. Otro compañero que trabajaba al mismo taller, que no era otro que Delpech, ya quería escaparse, pero Grau lo tranquilizó diciéndole que después de todo a él no lo habían conocido para nada y que quedara tranquilo sin moverse. Frente al Sargento de la Guardia Civil le pidió a donde se encontraba a las diez y media de la noche y naturalmente estaba en una reunión de la junta del sindicato de la Madera, del cual formaba parte. Unas cuantas palabras banales y le dejó libre. El sereno por su parte declaró que también se podía haber equivocado tomando el nombre por otro y así quedo la cosa.
Pero como es natural teníamos de tomar medidas para cambiar el material. Tuvimos una reunión al bosque de “Cal Viñas”, en un domingo. Se acordó delante una cantidad de consideración que mejor nos entrevistáramos con el comité Regional. Y así se hizo.
El lunes un compañero fue a la Regional. En aquel entonces el secretario era Escaso [Francisco Ascaso]. Cuando el delegado le expuso lo que le llevaba allí, éste lo mandó al comité de defensa, que se encontraba al sindicato Fabril del Clot. Allá se encontró con el delegado de Defensa, que no era otro que el compañero Durruti. El cual le dijo, palabras textuales, “sí compañero, vendremos a buscar este material. Barcelona tiene mucha necesidad de dinamita para hacer saltar los cuarteles de la fuerza pública”. Al día fijado el compañero Durruti compareció con un camión y los trescientos kilos de dinamita desaparecieron de Manresa.
Así que quedaron defraudados [la policía] pensando encontrar este material de Puy Marangue. Los inspectores nos habían tomado por tontos, mucho tenían de correr. Lo más inconveniente del material del Grupo Escolar fue el compañero José Camps tuvo que abandonar el hogar dejando su mujer e hijos. Pero cuando [se] emprende el camino de la lucha ya se sabe que un día le pueden llegar estos percances.
La insurrección del 8 de enero de 1933
Todos estos actos con el fin de recuperar material bélico, no teníamos otro objetivo que el de hacer un movimiento, que el entusiasmo de aquella juventud que surgía en los Ateneos Libertarios y los mismos grupos anarcosindicalistas, CNT FAI en general y, en particular la Intercomarcal del Llobregat y Cardoner, [en la] que toda España había puesto los ojos, juzgándola [como] la más revolucionaria de todas las comarcas españolas. Pero también muy soñadores, [ya que] esto nos hacía vivir un poco fuera de la realidad. Así poco a poco se preparaba el 8 de enero de 1933.
A medida que el tiempo se aproximaba, la fantasía de algunos compañeros pasaba de lo real. En un pleno regional celebrado a Barcelona el delegado que representaba la comarca llegó a decir que en el batallón de Manresa había 20 soldados que estaban dispuestos a marchar y como objeto principal seria apoderarse de las ametralladoras. Con 20 soldados y una compañía de ametralladores la comarca podía darse como objeto positivo. Y cada pueblo contaba con su fantasma particular, salvo Manresa que ignoraba totalmente lo que se tramaba.
Sobre todo, donde más se fabricaba la revolución era Sallent, Robles, Yepes, Navarro, Codina y otros; en Balsareny Bravo, Amadeo y así cada pueblo tenía la cosa hecha. Es cuando Manresa que estaba más al punto álgido para dar una información positiva se le tuvo por un tiempo apartado de todo objetivo. Solamente que a la hora de la realidad tenían que contar con los militantes manresanos. De por todo se prepara el movimiento de enero, la revolución que era cosa hecha[25].
Hubo otro pleno para tratar de los pormenores de la revolución, pero esta vez había un delegado que representaba la Federación Local específica no era otro que el secretario en persona, Enrique Grau. Cuando expusieron lo de los 20 soldados y las ametralladoras de Manresa, el delegado vació un cubo de agua fría sobre el pleno puesto que como delegado de la localidad [con la] que más contaban, dio cuenta de la realidad: que en el batallón de Manresa el único que había era el compañero Farrás de Balsareny y un muchacho que era simpatizante de la organización y nada más, y no veíamos cómo uno solo se podía hacer con el Batallón de Manresa. Esto es un acto de inconsecuencia que solo un fanático de buena fue puede contar tales barrabasadas y no creer siempre. Esto fue obra del compañero Damians, que en esta ocasión vivía a Manresa. No veo quien podía ser otro.
No obstante, a pesar de reconocer que nos íbamos a un fracaso se siguió adelante. Se habló de la hora hache y unos días después se constituyó el comité revolucionario intercomarcal a Manresa. El compañero delegado por la comarcal que nos mandó el comité Regional era Aldavadrecu[26]. Poco días antes de la hora hache subió a Manresa se entrevistó con el comité revolucionario y el comité confederal y el comité de la FAI. De la entrevista se constituyó un comité revolucionario para hacer frente a las circunstancias del momento. Nombraron a Fidel Torres y a Demians, no recuerdo los otros. No obstante, una vez más el secretario de la Local hizo constar que aquello del batallón estaba muy lejos de la realidad. El compañero Demians empezó a ponerse nervioso y estuvo a punto de estallar. Se contentó con dar una mirada de pocos amigos y no dijo nada. Por contar, el compañero Aldavadatrecu sugirió de celebrar una reunión con los compañeros de Sallent junto con el comité que se acababa de nombrar.
Se celebró esta reunión el sábado 7 de enero por la tarde. Por la noche vino el compañero Ramon Torres[27] y nos puso al corriente de que el comité que se había nombrado en Manresa quedaba nulo y por consecuente se había nombrado otro a la localidad de Sallent. Conformes a esta decisión nombramos el comité local revolucionario y todos juntos decidimos a poner un plan de acuerdo a nuestras posibilidades, que consistía de hacer saltar los transformadores de electricidad de la Manresana y los depósitos de gas de la ciudad. Para ello disponíamos de material más que suficiente, un grupo de compañeros con granadas de mano y pistolas automáticas desde los huertos que había delante del cuartel de la Guardia Civil debía atacar por sorpresa, mientras que otro estaba destinado a hacer saltar la casa donde antes había la zona militar, que habían hecho otro cuartel de civilones. Otro grupo tenía que tomar posesión del municipio y desplegar la bandera roja y negra declarando el Comunismo Libertario. Todo esto en proyecto, pero nos hacía falta estudiar cómo eliminar el batallón de infantería. Si hubiera sido una realidad lo de los 20 soldados comprometidos con las ametralladoras, había un ochenta por ciento de éxito. Pero la realidad era muy por encima de lo positivo.
El día siguiente era el ocho de enero, y Domingo. Discutimos la manera de ejecutar el plan por sendos [dos] grupos, hacer en grupo la información del trabajo que se tenía que realizar y entregarlos el material necesario que tenían que emplear. Naturalmente el material sería entregado una vez recibida la hora de ejecución general. El domingo por la tarde estuvimos mirando por qué lugar nos sería más fácil de atacar el cuartel militar. Esto nos llevaba preocupados. En fin, era cerca las 7 de la noche que bajábamos por la Muralla unos cuantos compañeros, entre ellos recuerdo que eran Juan Valdés, José García, Pere B. y Grau Enrique. Vimos subir a Martínez[28], ferroviario, con un compañero de Martorell, que de una manera muy sorprendida nos preguntaron que qué hacíamos. Más sorprendidos fuimos nosotros [de saber que] el movimiento era para las ocho de la noche cuando les dijimos que nadie nos lo había dicho y no estábamos enterados de nada. Casi no nos querían creer.
Ipso facto nos pusimos mano a la obra. Fuimos en busca de todos los compañeros que pudimos encontrar entre los cafés Magestic, Cervecería Española Norte y café Ramon, lugares a los que todavía acudían algunos compañeros que no lo habían dejado, porque lo frecuentaban desde el año 1926. Pudimos todavía alcanzar algunos, porque siendo la hora de cerrar, muchos ya habían entrado a sus casas. Nos reunimos a la montaña Puy Marenguer [Puigberenguer] (y no Coll Baix como hubo quien escribió en el semanario Espoir) a las nueve de la noche. Los compañeros acudieron casi todos y muy extrañados de tanta precipitación. Y lo más lamentable que la hora “hache” la supieron antes las autoridades locales que nosotros mismos, puesto que pasando por el Paseo vimos los oficiales de la Guardia Civil junto con los inspectores de policía. Aquello no daba lugar a dudas [de] que ya nos esperaban. Así es que el efecto sorpresa era inútil contar con él. Una vez reunidos expusimos el caso que habíamos sido avisados por el compañero Martínez y no por el comité, tal comportamiento nos sorprendió amargamente a todos los compañeros en general.
Fue el aviso de todos que se tenía que mandar un compañero o dos con el objeto de entrevistarse con el comité revolucionario residente en Sallent. Se hicieron propuestas y fue propuesto el compañero que aun [hoy] día no lo conozco. Fuimos a la plaza de Sto. Domingo. Alquilamos un taxi, con algunas reticencias del taxista, que preguntaba a los demás de su profesión si el pueblo de Sallent estaba tranquilo. A lo o que los demás le contestaron con evasivas. Subimos, y carretera adelante hasta llegar las puertas del pueblo. Y allá no era el control revolucionario quien nos detuvo si no la propia Guardia Civil, que después de cachearnos detalladamente hasta la misma gorra, nos preguntaron a donde íbamos. Y dijimos en casa Pitango, que era un lupanar. Nos aconsejaron de no dar vueltas por la calle, que había peligro. Les dimos las gracias ignorando lo que pasaba. Cuando fuimos al puente se oyeron algunos disparos en la dirección del pueblo. El chofer del taxi paró. Prudencia o miedo nos dijo que no iba más adelante. El compañero le dio por pagar al taxista. [éste] nos dijo que nos esperaría y se largó.
Entramos al pueblo y fuimos directamente a un café frecuentado por los compañeros. Discretamente preguntamos a los que estaban el café. Pero, como se supone, los que allí había ninguno era militante. Viendo que nadie nos respondía, salimos dispuestos dirección al sindicato. A estas salió un joven muchacho que nos siguió hasta fuera del establecimiento y nos dijo que los compañeros estaban dentro del sindicato sitiados por la Guardia Civil. Le preguntamos si sabía dónde se encontraba el Comité. Tiempo perdido. No sabía nada. No pudiendo tomar contacto ni con el Comité ni, mucho menos, con los sitiados en el sindicato, estuvimos un momento, se oyeron otros disparos a lo que dio lugar a decidirnos a volver a Manresa [para] dar cuenta de la situación.
Y esta vez sin taxi, 14 kilómetros a pie, carretera adelante. A la mitad del camino y de lejos vimos un vehículo con luces en código que venía hacia nuestra dirección. [Salimos de] la carretera y nos pusimos a unos cuantos metros de distancia. Hicimos bien. Era la benemérita que subía en refuerzo a Sallent porque en Manresa todo el mundo dormía a puños cerrados.
A las dos de la madrugada llegamos a Manresa al lugar de la cita que habíamos convenido. Nos encontramos con el compañero Juan Valdés y José García y nos dijeron que los compañeros, viendo que no veníamos, se habían ido a su casa. Les dimos cuenta de la situación: lo que equivalía decir que el 8 de enero quedaría catalogado a los anales de la historia del movimiento libertario como intento más caído en el fracaso. Y por lo que concierne a Manresa ni se repartieron granadas de mano ni cigarros para encender las mechas bicfort. Todo el mundo se fue a dormir y Zurita[29] más pronto que ninguno, porque empezó por no venir. Este compañero era un naturista convencido, poeta a su manera, y pacifista, y también libertario.
Y hago constar eso porque hubo un bromista que se permitió contar lo que no sabía y de una manera poco seria. Seguro que pensaría que después de tantos años ya no quedaría ningún superviviente de esa epopeya trágica. Trágica fue para algunos. Codina[30] de Sallent lo pagó con su vida y otros en Barcelona. [Juan] Yepes[31] salió con un tiro a la mano sacando el trapo blanco de la rendición.
Una semana después convocaron una reunión comarcal con el fin de discutir el fracaso. Nos pedían responsabilidades a los militantes de Manresa delante nuestra actitud, puesto que nos habían enviado un delegado para advertirnos que la hora “hache” era por la 8 de la noche. Nos dijeron que era el compañero Yepes el portador del aviso. “No lo vimos ni por el forro”, le contestamos. Ni a la mañana ni a ninguna hora del día.

El Dia 09/01/1933
La lucha social en 1933
Terminado este movimiento de enero la vida siguió como siempre de cara a la propaganda. Plenos intercomarcales, mítines y conferencias, entre tantas. La primera conferencia que dio a Manresa la compañera Federica Montseny en el local de la Cooperativa Obrera fue un éxito. El local estaba lleno y el tema excelente. Presidió el acto el compañero José García.
A pesar de las constantes difamaciones contra nosotros a la que Esquerra de Catalunya con su Estado Catalán y sus escamots, la fuerza de choque de un nacionalismo arcaico y fanático, que no tenía nada de federalismo, y que nos combatía a sangre y fuego. A pesar de todo los pesares cuando hacíamos un acto no faltaban los simpatizantes de las ideas libertarias. El dinamismo y la juventud de los jóvenes de la época, y los no jóvenes, pero convencidos por un ideal humano que no tiene otro corolario que la libertad y la justicia, con la equidad que anula todo privilegio individual, respetando la personalidad de cada uno.
Los detractores empleaban todos los medios más brutales para desacreditar el movimiento libertario y confederal. Los procedimientos eran mil veces peores que los que tuvieron soportar nuestros hermanos de 1920, cuando el sindicato único. Por parte de las leyes, legislaron la célebre ley del 8 de abril, la de vagos y maleantes que caía en pleno sobre los militantes sin ocuparse de los verdaderos vagos que les importaba un comino. Por la represión de la mano de Badia[32], dejó huellas sobre los libertarios. Se lo podía comparar con Brabo Portillo y a Dencàs[33], su compinche, a Martínez Anido. El uno difamando a trocho y mocho desde Gobernación por la radio, y el otro en los calabozos de jefatura superior de Barcelona.
Muchos compañeros del Alto Llobregat y Cardoner que pasaron por este infamante lugar, si están vivos, que lo dudo, tuvieron que soportar el guardia de asalto Anguita que media más de dos metros y pesaba más de cien kilos. Saltaba de pies al vientre de las victimas por orden de Badia [por el] delito de ser anarquista, [por el] motivo de [haberle] encontrado una pistola al bolsillo, pistola que ellos mismos le habían metido.
De la prensa, en lo que respecta a Solidaridad Obrera, tres cuartas partes estaba censurada. La cárcel de la Modelo estaba llena de militantes y la de Manresa, cuando estaba llena, el excedente lo mandaban a la Modelo. Así que algunos compañeros que pasaron varios meses a la Modelo. Les sirvió de escuela para leer libros de valor que tenían los compañeros más documentados sobre el movimiento anarcosindicalista. Organizaban charlas y conferencias y cuando pasaban por la Modelo unos cuantos meses, cuando volvían a la comarca uno remarcaba que habían hecho un progreso de consideración. Entre ellos se encontraban Malsan[34], Piedra, Ruiz y otros.
No obstante, la vida activa y de preparación de material bélico seguía su curso. Los compañeros del Comité de Defensa seguían recibiendo de los compañeros mineros la dinamita. Se encargaba de transmitirla el compañero Solé el de Berga[35] y él se la pasaba al secretario de la Federación Local, y éste lo entregaba al compañero Plans o acaso al otro Solé. Una vez que tenían una cantidad relativa a la proporción, buscaban un escondite y lo depositaban. Normalmente era a las afueras de Manresa, en lugares que ofrecían garantías de seguridad en todos los aspectos.
El compañero Planas[36] era el típico característico de tipo campechano con la sonrisa permanente en su cara. Vestido siempre con pantalón de pana y casi siempre en mangas de camisa, salvo cuando hacía mucho frio. Al verlo daba confianza a no importa quién. Más de una vez cargaba el carretón de mano de una rueda, metía la dinamita adentro, la cubría con un saco y por la calle marchaba con la misma serenidad que un campesino que se va a laborar su huerto. Por esto lo tomaban mucha gente. Era un obrero del caucho que trabajaba a la Pirelli, en cuanto a Soler el manresano era un muchacho muy serio y muy formal.
Quedaron ellos dos cuando Vicente Cetina falleció. Inútil decir que este también había dado pruebas de su valor. Desgraciadamente nos dejó a los 28 años de edad. En los grupos de la FAI cabían todos los que hacían fe de ideal anarquista. Entre ellos había compañeros dispuestos a todo lo que ofrecía peligro y acción y otros que su temperamento físico y moral se ocupaban de la cultura y propaganda.
Cada uno estaba destinado a lo que era capaz y cuando celebramos nuestras reuniones locales o intercomarcales se discutían los intereses orgánicos, pero cuando se trataba de ejecutar una acción y estábamos todos de acuerdo, los compañeros dispuestos a todo se le presentaban al secretario y los demás seguían su curso, sin saber cuáles serían los que se encargarían. Ni siquiera intentaban quererlo saber. Y aclaro [que] los ejecutantes eran todos voluntarios. Sabían que, si caían en manos de la policía eran candidatos para la comisaría general de Barcelona. Allá los esperaba Badia con el aminal de Anguita, el guardia de más de dos metros de alto y más de cien kilos de peso que les saltaba sobre el vientre.

Josep Dencàs (esquerra) conseller de Governació i Miquel Badia (dreta) cap de la policia.
El compañero Navarro[37] creo que hizo la experiencia, pero calló. Era la muerte por la brutalidad de la tortura. Algunos callaban. Otros tardaban el máximo [en hablar] por dar tiempo que pudieran escapar los compañeros que estaban comprometidos. En Manresa también había un equipo de inspectores, entre ellos el Rubio, que usaban el mismo procedimiento. El compañero Vega[38] y otros pasaron por sus manos, y si son en vida, tal como el compañero mencionado, su salud da mucho que decir. Así es que cuando uno se comprometía a tomar la responsabilidad sabía lo que les esperaba.
Cada uno sirve por lo que sirve, así es que el compañero Salas Anton, Pedro Cano, Muro, Torrentallé, Chela[39] y otros tantos los encontrábamos siempre dispuestos en la propaganda y cuanto fuera necesario, salvo cuando se trataba de un movimiento revolucionario. Allí estaban casi todos presentes. La preparación corría a cargo de los que más arriba he mencionado.
La insurrección del 8 de diciembre de 1933
Otro golpe se preparaba el 8 de diciembre. Esta vez era la CNT la que llevaba la iniciativa, desde luego la FAI lo secundaba, y enteramente a su disposición por todo lo que era preciso y necesario. Así es que en cierta ocasión el compañero Corbella convocó una reunión para un asunto importante. Según los compañeros de Barcelona, por conducto del compañero Elizalde, le habían pedido si era posible material de foneria [fundición] para la fabricación de granadas. Habían pensado tal vez que la organización específica podría facilitar dicho material. La respuesta fue positiva.
Después de ponerse de acuerdo en el día que tenían de venir a buscarla, los compañeros voluntarios para facilitar la adquisición de este material nos presentamos a las diez de la noche al punto indicado, que no era otro que la fundición del Taller Desveus. Daba a la vía de los catalanes lugar a propósito para sacar el material convenido. Facilitado por la razón que Corbella y Pedro B. trabajaban a la casa. Todo marchó a la perfección. Pero los que faltaron a la cita fueron los compañeros de Barcelona. Llegamos al amanecer y nadie se presenta y ahora con prisas tuvimos que volver el material de donde lo sacamos para no comprometer a los dos compañeros que allí trabajaban. Fue justo porque poco tiempo después se empezaba el trabajo.
Algún tiempo después Corbella fue despedido de la fundición, o por falta de trabajo, o alguna indiscreción sobre lo pasado. Obligado a partir por razones económicas, fijó su residencia a Tarrassa[40]. Y al poco tiempo que tuvimos la sorpresa de verlo nombrado secretario del Comité Regional a lo que dio lugar por parte de la Oposición de Sabadell una campaña de calumnias de la peor especie. El secretario de la Federación local, Marcel Augé, publicó un artículo en El Diluvio, diario de Barcelona, saliendo a resaltar las propuestas que nos hicieron los de Esquerra al principio de la República.
No sabemos cómo se enteraron de este hecho. Desde luego si no fue por alguien de nuestra parte podía bien ser por parte de los políticos, puesto que muy bien se entendían. El caso es que Augé vació toda la hiel de sus entrañas en este artículo. Salió y aumentó con creces aquello de jefe de municipales que se había circulado por Manresa. Si es verdad que nos ofrecieron cargos del municipio podemos bien decir que ninguno aceptó, pero Augé y compañía hicieron de esto caballo de batalla para una nueva campaña de difamación. El Trabajo, semanario local o comarcal, ya no era suficiente. Recurrieron a la paginas de El Diluvio. Y como se dice “calumnia que algo queda”, hubo algunos compañeros que cayeron en la trampa. Desgraciadamente entre ellos uno que tenía mucha influencia a nuestros medios: era el compañero Alberola.
Empezó a escribir por los lugares que había pasado, donde tenía contactos de compañeros militantes, diciendo que el secretario del Comité Regional en cierta ocasión estuvo a punto de ser jefe de municipales. La cosa se iba propagando hasta que Corbella convocó a Lérida una reunión de compañeros. Entre ellos Domènech Magriñá, un miembro de la Federación Local de Lérida, y el secretario de la Federación Local de Manresa[41], que no era otro que Enrique Grau. Alberola fue también convocado. En este momento creo que residía en Fraga. La discusión empezó sobre el caso que allí nos condujo. Quien conoce el compañero Alberola sabe que tenía una facilidad de palabra poco común. Desplegó su retórica exponiendo casos ocurridos en nuestra organización de individuos que fueron y luego se comportaron mal y que en verdad todos los que estaban allí presentes la mayoría de estos casos no nos eran desconocidos. Por mucho a su pesar, al final cuatro palabras dichas por el secretario de la Federación Local de Manresa fueron las que tuvieron más valor y la cuestión quedó zanjada en el plano de la región y no se habló más del asunto.
En todas y estas, el 8 de Diciembre de 1933 se acercaba. Por lo que concierne nuestra comarca y aún más Manresa estábamos un poco cansados por los movimientos pasados, aunque seguíamos recogiendo material bélico y lo poníamos en depósitos y escondites, cosa que iba a cargo del Comité de Defensa. Por el problema de organización seguíamos celebrando plenos, reuniones y actos de propaganda. Todos sentíamos profundamente y con sinceridad que la revolución libertaria fuera un triunfo. Las ideas trasmitidas por los teóricos anarquista habían hecho mella a nuestra juventud entusiasta. Se leía a Faure, Malatesta, Fabbri, Urales, Reclús y Isaac Puente, también a Santillán y Pierre Besnard, con su federación de industrias. Convencidos que en España se podría implantar el Comunismo Libertario, sabíamos que para conseguirlo tendríamos que luchar. Dispuestos estábamos para hacerlo. En todos los lugares en giras y reuniones organizamos, en las charlas, nuestra única discusión era siempre la misma: el tiempo de una sociedad equitativa y sin clases. Y con estas ideas como Quijotes contra molinos de viento rompíamos nuestras lanzas.
El día llegó: ocho de Diciembre. Por todo España la Confederación inició la lucha. La intercomarcal Manresa Berga no fue muy brillante. Los movimientos del pasado junto con las huelgas de Sallent nos dejaron un poco debilitados. Por varias causas algunos compañeros estaban en la cárcel y otros tuvieron que irse a otros lugares por encontrarse perseguidos. Pero a pesar de todo algo intentamos, algún que otro sabotaje en Manresa.
Se pusieron tres cargas de dinamita. Solo saltó una, que fue el transformador de detrás de la fábrica de alcohol de la casa Cura, que al saltar dejó la mitad de la ciudad en la oscuridad. Pero el que más efecto habría hecho, si la carga hubiera sido puesta como es debido, es el trasformador de la Manresana, y otro que era de menor efecto, los compañeros que lo pusieron no fueron competentes. No sé si más valía que así fuera. Por consecuente un fracaso de más.
Pero las consecuencias fueron catastróficas por unos y por los otros. Por nuestra parte fue la trafica fin de la familia Seisdedos que fueron quemados vivos al interior de la casa. Fechoría que corrió a cargo del capitán de la guardia de asalto llamado Rojas. Esto y las consignas dadas por Manuel Azaña ministro de la guerra: “Ni prisioneros ni heridos, tiros a la barriga”. El comportamiento escandalizó al pueblo español que salió la caída del gobierno y con ello elecciones generales[42].

Les forces de l’ordre públic van executar a 22 pagesos, incloent l’incendi de la barraca de Seisdedos, amb la família i set bracers dins.
La campaña antielectoral que se desplegó por todo España afirmó la fuerza positiva que tenía la CNT y la FAI[43]. Una campaña tan extensiva nunca se había visto en el historial del anarcosindicalismo. Por todos los lugares, paredes y muros, habían pasado los pintores voluntarios metiendo el clásico “No votar”. Manifiestos y octavillas corrían de mano en mano. Desde luego la comarcal de Manresa a Berga no se quedó corta e inundó de papel escrito pueblos y ciudades. Como es de esperar ante una campaña tan intensiva el fracaso de las esquerras republicanas y socialistas, cosecharon el fracaso dando paso al Bienio Negro, Gil Robles, Lerroux, y Portela Valladares formaron el gobierno en lo que daba como lugar “tanto monta, monta tanto”[44].
El bienio negro, 1934
Con un gobierno de esta naturaleza las influencias cavernícolas se hicieron sentir. Levantaron la cabeza por todas partes. Nada habían comprendido del pasado. Querían olvidar que en España había una fuerza positiva que era la que hacía cambiar el clima moral del país. Y se lanzaron sin consideración con mentalidad cerril de una manada de burros.
Por lo que respecta a Manresa lo primero que hicieron fue atacar nuestra escuela, y de la manera más denigrante y soez, con aquello de calumnia que algo queda. Los padres de familia con el doctor [Isidre] Alabern a la cabeza publicaron un artículo en el diario El Pla de Bages, que era para gente que se las daba. Demostraron que ni siquiera eran buenos para tocar el bombo.
Su ataque contra nuestra escuela solo lo podían hacer ellos mismos. Decían que era una escuela sin moral y sin dios y que teníamos un crucifijo en un rincón que servía para hacer orinar a los alumnos, difamación gratuita. Lo que les dolía era que la escuela racionalista estaba al completo y debían temer que no hiciéramos otra, porque en verdad el compañero Díaz [Felipe Díez] le había dado un empuje tal que hacía placer de verla. Ya he dicho que no solamente mandaban a la escuela los hijos de militantes si no padres que no tenían ninguna afinidad ni política ni social. Su interés es, que se daban cuenta que sus hijos aprendían formidablemente y aprovechaban el tiempo.
Además, el movimiento escolar se extendía a la comarca. Así es que al pueblo de Navàs disponía de otra escuela sostenida y apoyada por la organización, de la cual el maestro uno era Teruel y el otro Call, dibujante[45]. Balsareny también disponía de otra escuela que su maestro era Reyne[46]. Así es que el movimiento escolar había tomado un impulso de consideración. Lo que para ellos era un peligro de capital importancia y habían de combatirlo a todo trance, con la difamación primero y, con los hechos después. Y el caso notando la primera oportunidad, la tuvieron lo mismo que en el 1909 asesinaron a Ferrer y Guardia promotor de la escuela racionalista y cerraron las escuelas. Esta oportunidad fue el 6 de Octubre de 1934. No fusilaron los maestros, pero, a lo que concierne a Manresa, clausuraron la escuela y el maestro Díaz [Felipe Díez] lo metieron en la cárcel. No creo que Navàs y Balsareny escaparan de la clausura.
El poco tiempo antes de las elecciones que tenían de causar la derrota de las izquierdas. Después del 8 de Diciembre es natural que todo [fuera] clausurado salvo los centros de cultura comprendido las escuelas, pero sindicatos y Solidaridad Obrera, esto actuó a la clandestinidad. Salía el periódico La Voz Confederal y Tierra y Libertad, clandestino. Por lo que concierne las cárceles de España estaban llenas y por consecuente Cataluña batía todos los récords. Los militantes eran insultados, torturados y cazados como alimañas, llegando hasta la exasperación.
Esto no podía continuar. A causa de esto se convocó un pleno regional clandestino. Esto era a principios de septiembre de 1934. Pleno que se celebró a las afueras de Tarrasa cerca de la montaña de Montcau. El orden del día, viendo que la reacción había pasado de los límites de la barbarie, era cuestión de contestar toca a taco. Tanto como decir el mismo procedimiento de los años 1920: hacer saltar las cabezas [de los] responsables de la actuación en que vivíamos[47]. El secretario que la representaba [la comarcal Manresa-Berga] viendo una cuestión de tan alta responsabilidad se abstuvo de votar, porque consideraba que antes tenía que convocar un pleno intercomarcal para exponer los acuerdos que se habían tomado [en] aquel pleno regional. No era cuestión de hacer una cuestión suya. Los acuerdos que se tomaran los enviaría al Comité Regional. Cuando estábamos preparando para celebrar el pleno los acontecimientos se precipitaron [por] el 6 de octubre, patrocinado por las izquierdas. [Cosa que evitó] de poner el plan en marcha.
El 6 de octubre de 1934
Por todo el país cayó como una bomba el movimiento del 6 de octubre. Asturias revolucionaria hicieron la Unión de Hermanos Proletarios. Republicanos, socialistas y anarcosindicalistas tuvieron en jaque la fuerza pública y el ejército. La Alianza Obrera en Catalunya con los escamots de estado catalán [se refiere a Estat Català] la fuerza de choque de Esquerra de Catalunya. Recuerdo aquellos días en Manresa veíamos los escamots paseando por la calle con el fusil, y como nos conocían nos miraban de reojo justo si no nos pegaban un tiro o no nos detenían como les pasó a los militantes de algún pueblo importante de la región, y en principal a Barcelona. La Modelo estaba llena y por falta de espacio tuvieron que servirse de algunos teatros de la capital Condal.
A pesar de todo esto la Federación Local de Manresa tuvo una reunión de militantes, a lo que dio lugar como resultado que la mayoría acordó desentenderse del movimiento. Los agravios que existían entre unos y otros, las injurias y las barbaridades que habían cometido con los militantes que habían caído a sus manos estaban lejos de olvidarlas. Salió el caso más infame que cometieron, y no hacía mucho tiempo.
Cuando los compañeros de Zaragoza hicieron la huelga general de cuarenta días, hicieron un llamamiento que acogieran sus hijos para mejor resistir. La Regional Catalana fue a Zaragoza a buscar los hijos de los huelguistas al llegar a Barcelona. Cuando los trabajadores de la ciudad recibieron a los niños, la fuerza pública cargó brutalmente dando el triste espectáculo de la violencia estatal bajo la responsabilidad de la Generalidad. La organización confederal como protesta desencadenó una huelga general por todo Cataluña. Naturalmente Manresa a parte [de] los trabajadores que estaban a la organización y, algunos, que, a pesar de estar a la oposición, respondieron el manifiesto que se tiró a la calle invitando a todos los hombres de conciencia y trabajadores en general. La Federación Local de la CNT mismo invitó personalmente la Oposición y como resultado fue la negativa. Así es que el paro fue parcial y no general.
Este caso fue caballo de batalla por parte de los compañeros que no quisieron secundar ni unirse con la Alianza Obrera de Manresa. Sus argumentos convencieron a la mayoría, pero como es costumbre a nuestra organización Confederal, libres eran los que quisieran ponerse a disposición del movimiento revolucionario animado por las izquierdas del país, con el objeto de no poner la CNT en juego para nada en absoluto.
Unos cuantos compañeros después de manifestar su opinión que era la de intervenir en todo movimiento revolucionario, siempre y cuando este tuviera un cariz progresista y fuera contra la reacción, por lo menos esta era la posición de todo defensor de la libertad. Recordamos el célebre Bakunin, que durante su vida había intervenido a todas las gestas revolucionarias de su tiempo. A pesar que la conducta de los que en este momento estaban a la calle se habían comportado con la organización y sus militantes, nuestra conciencia de revolucionarios era la de luchar a su lado, con el doble objetivo de procurar que la acción emprendida tomara caminos de una verdadera revolución. Por lo menos intentarlo. Mientras que si nos desinteresamos siempre nos podían echar a la cara que habíamos tomado la actitud del avestruz.

El Pla de Bages 9/10/1934 [Fets d’arreu]

El Pla de Bages 9/10/1934 [Fets a la Comarca]

El Pla de Bages 9/10/1934 [Fets a Manresa]
Nos presentamos al Comité Revolucionario de Alianza Obrera y nos pusimos a su disposición. Nos tomaron casi fríamente. Nos pidieron si la CNT estaba representada por nosotros, a la que contestamos con la negativa. Nos mandaron con los otros que tenían el cuartel general al centro de dependientes, lugar el salón del café, mientras que la sala de conferencias estaba el comité revolucionario.
Una vez instalados en lugar indicado, los escamots y, otros que no lo eran, empezaron a rodearnos un poco extrañados, de ver nuestra presencia. Casi todos íbamos armados de armas cortas entre el siete setenta y cinco y el nueve corto. Sólo había uno que no llevaba arma, a lo que el compañero Plans [le] ofreció la suya mientras iba a buscar otra para él. En el momento de cogerla y ponérsela a la cintura los escamots, con una gran sonrisa y con emoción, dijeron “vosotros sí que sois hombres”. Otros dijeron “nunca más atacaré a los militantes de la FAI ni diré mal de ellos”. Por el momento ya empezamos a adquirir una victoria, la de la simpatía.
Media hora hacía que estábamos discutiendo cuando el jefe de los escamots Mariano Oms[48] apareció con emoción y dio la orden de retirarnos todos porque el coronel del regimiento daba media hora de tiempo. Al cabo de este lapso de media hora, saldría [a] la calle con sus fuerzas. La decepción cayó como un cubo de agua fría sobre las fuerzas del ejército catalán y sus simpatizantes.
Delante de tal orden y viendo que todos escapaban los compañeros no tuvimos otra alternativa que hacer lo que hacían los demás. El día siguiente, domingo, las únicas fuerzas que patrullaban por la calle era la Guardia Civil y la tropa y, de los escamots, ni hablar. Los fusiles desaparecieron y si se pasaban por la calle, algunos iban con la cabeza baja y a paso ligero porque la represión había empezado. Todos los centros de izquierda y sindicatos se clausuraron.
Nos invitaron a una reunión clandestina que se hizo a Puy Marengue [Puigberenguer] pero de los más responsables no había casi ninguno. Total, la situación era más que lamentable, y mucho más cuando por la noche del Domingo nos enteramos del catastrófico resultado de Barcelona. [Con] el cañonazo del general Batet que costó la vida de Comte[49] el Centro de Dependientes[50] y los demás desertaron [de] las calles y los hubo que tiraron el fusil en mitad de la calle, a lo que dio lugar que compañeros de la FAI CNT los recogieron y los pusieron en lugar seguro. Y esto no es un cuento porque poco tiempo después cuatro de estos fusiles vinieron a parar a Manresa y durante algunos días fueron ocultos en el número 23 de la calle Era del Firmat.
El día siguiente, lunes, viendo que el local de la CNT no lo habían clausurado decidimos tomar una reunión de militantes. Apenas sí hacía media hora que estábamos reunidos, dos mujeres del lupanar, a pie descalzo, subieron corriendo [para] advertirnos que el sargento “Mala Cosa” había dado la orden a dos soldados que fueran a buscar refuerzos al cuartel para asaltar el sindicato. Se habían dado cuenta que había una reunión [en] la Era de la Esquerra, lugar donde se situaba la Federación Local. Es una calle que tiene una pendiente bastante pronunciada. Por un lado, había balcones bajos, a lo que dio lugar que algunos compañeros saltaran por el balcón y otros salieran por la puerta. Pero no tuvimos el tiempo de salir quedando así prisioneros y conducidos al cuartel custodiados por los soldados bajo el mando del sargento López de sobrenombre “Mala Casa”[51].
Nada encontró. Era demasiado alcornoque para algo encontrar. De mi casa se llevó un libro de la biblioteca. Se debía creer que se llevaba algo muy importante y no era otra cosa que el libro “Reacción y Revolución” de Pi i Margall y unas cuartillas escritas que le[s] dio mucha importancia sin tenerla. No encontró nada más porque [de] lo que buscaba pasó por encima sin saber que podía saltar tan alto que podía salir por el tejado en vez de la puerta. ¡Pobres de mis viejos y hermanos lo que pasaron! No hay duda que fuimos tratados con respeto y consideración hasta el punto que, por asunto que no recuerdo, el compañero Casasayas[52] acompañado por dos soldados pudo ir a su casa. El día siguiente la gente de Manresa supo que un grupo de la FAI había sido cogido y metido en la cárcel. Estuvieron consternados porque dijeron que éramos los únicos que podíamos hacer la revolución. Desde luego exageraron, como siempre, puesto que seis prisioneros poco eran para hacer una revolución. Dos años después vieron los resultados.
Nos tildaron de extremistas de violentos y revolucionarios. Todo cuanto ocurría, éramos la FAI los responsables, pero cuando perdieron el poder político no vacilaron a recorrer [recurrir] a la violencia para conquistar lo que perdieron, y por ello buscaron el grupo de los que antes habían insultado. La prueba la dieron en Asturias. Los anarquistas y sindicalistas fueron invitados a la fiesta y, en Cataluña, Dencàs el fatídico pedía socorro por Radio Barcelona a los militantes de extrema izquierda, por no decir los anarquistas. A lo que respondieron los que estábamos libres porque las tres cuartas partes estaban a la cárcel. Cuando ya no cabían los metieron encerrados por los teatros del Paralelo. El resto fuimos presente[s] a la contienda, por lo que respecta a la comarca del Alto Llobregat y Cardoner. Pero los que más se distinguieron fueron los compañeros de Navàs sin querer demeritar lo que pudieron hacer los demás.
[Continuarà]
Notes
[1] Grau se equivoca con la fecha, ya que tuvo lugar en 1932.
[2] José Navarro Vergara.
[3] Val podría ser Ramon Val o Guzmán Val Guallart. El resto Josep Farriols Santamaria, T. Cano, Martínez podría ser Manuel o quizás Juan Martínez, y probablemente Enrique Flores, aunque había otros militantes con el mismo apellido.
[4] Florenci Mas Gibanell
[5] Ángel Ferrer, alias Nin.
[6] Tal vez se refiere a Leonci Sanllehí
[7] Miquel Bueno Gil
[8] Solamente partió un barco llamado, Buenos Aires, con destino a Guinea Ecuatorial. Hizo parada en Cádiz para recoger otros presos revolucionarios. A su regreso del África ecuatorial, lugar cuyas autoridades se negaron a recibir a los presos, hizo paradas en Fuerteventura y en el Sáhara español.
[9] Miquel Casanovas
[10] Antoni Camps Vives
[11] Patrici Garrós
[12] Antoni Torrentallé
[13] Podría tratarse de un hermano de Jaume Arnau Cos, trabajador de la Pirelli, o bien de Isidre Arnau.
[14] Julio de 1931
[15] Podría ser Joan Vilardaga Cortada.
[16] Ramon Plans
[17] Maria Salmaurí
[18] Ramona Berni Toldrà
[19] Joan Parcerisas, alias el francés
[20] Valentí Piñol
[21] Estanislau Sanfeliu
[22] Felipe Díez Sada
[23] Vicente Satina Vela
[24] Habla de la primera mitad de 1932, antes de formarse el primer comité de defensa, que debió comenzar a funcionar hacia finales de aquel año.
[25] Para entonces se había desbaratado el grupo de acción de 1931-1932, con Corbella o Camps fuera de Manresa se había perdido capacidad de planificación o lo que se sumaba un exceso de confianza u “optimismo revolucionario” por parte de los nuevos integrantes de los grupos de acción manresanos.
[26] Cristóbal Albadatrecu.
[27] Acaba de decir que se llamaba Fidel Torres, pero notemos que Ramon Torres se llamaba aquel militante que llegó a Manresa en 1927. Quizás se tratase de éste.
[28] Emilià Martínez Espinosa
[29] Zurita Cervelló.
[30] En Sallent fueron acribillados por la Guardia Civil Francesc Codina Casas y Andrés Martínez García.
[31] José Yepes.
[32] Miquel Badia i Capell.
[33] Josep Dencàs i Puigdollers.
[34] Se refiere a Paulino Malsand Blanco, Gabriel Piedra y Manuel Ruiz Cintas.
[35] Seguramente sea Josep Solé Tresserra
[36] Escribe Plans o Planas indistintamente. Seguramente se trata de Ramon Planas, trabajador de la Pirelli y militante del sindicato del Caucho.
[37] Seguramente se refiere a Diego Navarro de Sallent
[38] Presumiblemente se refiere a J. Vega, militante de Sallent. Más adelante le dedica unas líneas.
[39] Los nombres que no salen completos y no han sido mencionados antes son Carmel Muro y Juan Chela.
[40] Corbella fue nombrado secretario a finales de junio de 1933, por tanto, todo este capítulo del robo de material de Desveus tuvo que ocurrir en los primeros meses de este año y no tendrían relación con la insurrección de diciembre.
[41] En esos momentos la escisión treintista era un hecho. Se refiere o bien a la Federación Local de Sindicatos de la CNT (afiados con el sector oficial) o bien a la Federación Local de Grupos Anarquistas de Manresa. Presumimos que se trataba de ésta última y en adelante se sigue refiriendo en esos términos a lo que en la práctica era la FAI de Manresa.
[42] Este episodio tuvo lugar en Casas Viejas y ocurrió el 8 de enero de 1933. El autor confunde los hechos.
[43] De nuevo confunde hechos. La campaña antielectoral se realizó con ocasión de las elecciones generales del 19 de noviembre de 1933. De hecho, la CNT desencadenó el movimiento el 8 de diciembre precisamente por que ese era el día en que tomaba posesión el nuevo gobierno de derechas.
[44] Gil Robles no tomó posesión esta vez, si no que entró al gobierno el 6 de octubre de 1934, y esta fue una de las principales razones para la revolución que se inició ese día.
[45] De hecho la escuela racionalista de Navàs funcionaba desde 1923. Sus maestros fueron Juan Teruel Munuera y Joan Call Bonet.
[46] Eloi Regné.
[47] Esta afirmación es importante a nivel histórico, dado el destino final de los hermanos Badia, ejecutados por algún grupo de la FAI de Barcelona el 29 de abril de 1936. Faltaría consultar esas actas del pleno de septiembre de 1934.
[48] Marià Homs Montserrat
[49] Jaume Comte, militante destacado del Partit Català Proletari.
[50] El Centre de Dependents, situado en la Muralla de Sant Domènec, era la sede de la Associació de Dependents del Comerç i la Indústria (ADCI) de Manresa. Esta fue la entidad que alojó el comité revolucionario de Octubre de 1934.
[51] No se acaba de entender bien la letra de Grau. Era Mala Casa o Mala Cosa.
[52] Seguramente se refiere a Josep Casasayas Rebordosa